¡Hola, mis niñas!
Ya sé que he estado un poco desaparecida. Entre el calor asfixiante del verano, los planes familiares que aparecen sin avisar y esas escapadas de última hora cuando cae la tarde, he dejado que la vida me lleve. Pero hay otra razón, y es que me he sumergido en una historia que me ha llenado el alma.
Por fin puedo contaros un poquito más sobre esa novela que pronto verá la luz. Ellos, mis dos protagonistas, me han robado el corazón desde la primera página. He disfrutado como nunca de sus diálogos cargados de picardía, y, creedme, más de una vez me he quedado sin aliento al ver cómo esas chispas entre ellos traspasaban la pantalla. Cada palabra ha sido un viaje de emociones, y me he enamorado un poquito más con cada suspiro que he logrado sacarles.
Y sí, ya sé que siempre os digo lo mismo cuando hablo de mis historias, pero os prometo que esta es diferente. Sé que alguna de vosotras estará pensando: “¡Como siempre dices! Ninguna de tus historias es igual a la anterior”. Y tenéis razón, porque pongo mi corazón y cada gota de energía en hacer que cada una sea única, aunque mantenga ese toque que ya me conocéis. Ellos me han hecho rabiar más de una vez, especialmente cuando decidían detenerse y tomar aire para conocerse mejor. Al principio, me frustraba, pero luego les agradecí esas pausas, porque cuando se entregaban, lo hacían sin frenos, llevando la historia al límite.
Porque así son ellos dos. Dos corazones que, sin saberlo, se necesitaban con urgencia, y no lo descubrieron hasta que el destino los reunió de nuevo.