Quiero expresar mi gratitud por todo lo que he recibido desde que publiqué esta nueva historia. La acogida tan cariñosa para mis queridas protagonistas ha superado todas mis expectativas. Nunca imaginé llegar a tantas lectoras y ustedes lo han logrado. Leer sus reseñas, junto con todas las emociones que han experimentado, es el mejor bálsamo para el alma.
Contar la historia de estas mujeres es como subir y bajar en una montaña rusa de emociones. Puedo estar riéndome a carcajadas en un momento y sumergirme en sentimientos que dejan mi alma hecha pedazos al siguiente. Sus vidas, aunque ficticias, están arraigadas en realidades que observo a mi alrededor: rupturas, el colapso de relaciones, la asfixiante rutina, la tendencia a olvidarnos de nosotras mismas, el posponer nuestros sueños, y el autoengaño que nos hace sonreír sin ser conscientes de que no nos beneficia en absoluto.
Como el ave Fénix, mis protagonistas se levantan y resurgen de sus cenizas, alzando el vuelo más fuerte que nunca. No están solas; tienen un grupo de amigas a su alrededor que se complementan a la perfección. Son imperfectas, pero se necesitan mutuamente para completar ese rompecabezas llamado vida.
Cada momento plasmado en mis historias tiene raíces en experiencias cercanas a mí. Algunas son vivencias de amigas, otras son fragmentos de la vida de mi familia, y las más extravagantes tienen mucho del carácter y la pasión de mi gente, de Andalucía, con su arte distintivo y las ganas de comerse el mundo.
Comencé a escribir estas historias para mí misma, como una necesidad personal de encontrar alegría en un momento de mi vida en el que todo parecía abrumador. Nunca imaginé que lo que me reconfortaba a mí también les traería felicidad a mis lectoras. Gracias por compartirlo conmigo, y gracias por animarme a seguir adelante.
Escribir es compartir, es sentir las palabras y darles ese toque mágico que solo los escritores saben dar, transformando un simple texto en una historia única e inolvidable. Gracias por formar parte de este viaje.